viernes, 22 de julio de 2011

Mi primera visita a Mas Candeu y la comunidad de Kaufungen.

Ayer tuve el privilegio de visitar Can Masdeu, una antigua masía okupada, muy cerca de Barcelona, a tan sólo 10 minutos de una estación de metro.  Nada más recorrer una pista forestal, se sumerge uno en un bosque en el que no se percibe ningún ruido de coches.  Da gusto comprobar lo limpio y cuidado que lo tienen todo, y ver tanta gente joven trabajando con tanto ahínco.  Mucha gente de la que vive en el área metrolopolitana tiene origenes tras 2 o 3 generaciones en entornos rurales.  Es habitual ver cuidar huertos básicamente sólo a gente mayor.  Pero en este caso es diferente.  Vivirán a Mas Candeu unas 25 personas.  Dedican gran esfuerzo a la formación.  Sé que también hacen numerosas actividades.

Llegué demasiado tarde como para poderlos conocer más a fondo.



Pero mi motivo para ir ahí, no fue sólo para visitarlos, sino para asistir a la presentación de la comunidad de Kaufungen, en el centro de Alemania.  Es una comunidad de carácter laico, en la que sus integrantes intentan vivir en armonía con el planeta y compartiendo sus posesiones.  Llevan en activo 25 años, y son unos 80 integrantes, de los cuales 60 son adultos.  Desde luego, ya han pasado su etapa de infancia, y ya han superado los problemas iniciales.  Intentan que las barreras de un núcleo familiar se difuminen un poco, o sea, que los niños sientan el resto de niños de la comunidad como sus hermanos, y que se integren con el resto de la comunidad.  Nos sorprendió su organización, y las instalaciones tan completas que han ido construyendo / adquiriendo.

Tienen todo un sistema de toma de decisiones comunitarias.  Funcionan más a través de consenso que de mayorías.

Tienen montado un sistema en el que los productores agrícolas pactan con los consumidores que es lo que se debe cultivar.  De esta forma, los productores no se tienen que preocupar de distribuir ni vender sus productos.  Los consumidores saben que recibirán productos de calidad y cercanos, no manipulados genéticamente ni con pesticidas agresivos.  En caso de granizadas o malas cosechas, el impacto se distribuye de forma más equitativa entre todos.  Lo encuentro una buena idea, que impide la tiranización de precios abusivos por parte de los mayoristas tanto a los productores (que reciben una miseria), como a los consumidores finales (que pagan precios abusivos, unas 10 veces mayores que lo que se paga al agricultor).

Para entrar nuevos miembros, no hace falta una aportación económica, sino aportar la capacidad de trabajo e ideas.

Su actividad generó muchas preguntas e inquietudes.  Lástima que no fueramos muchos los asistentes, merecían más audiencia.

Si alguién tiene curiosidad, ya escribiré más sobre el tema.

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